domingo, 14 de noviembre de 2010

63 aniversario de la escuela Normal Fronteriza




Construcción de la escuela Normal Fronteriza. 1958
La escuela Normal Fronteriza inició sus funciones en 1947 en la Secundaria 18, poco después se trasladó a la escuela Cuahutémoc. En octubre de 1958, los alumnos fuimos llevados al nuevo edificio de la Normal. En medio de encontradas emociones los normalistas llegamos a las nuevas instalaciones, allá por el ex ejido Coahuila. Quienes venían de lejanas colonias como Pueblo Nuevo, la Baja California, Santa Clara, no tenían problemas para llegar en camión a la vieja escuela Cuauhtémoc, pero con el cambio fue otra cosa.

La escuela estaba en medio de sembradíos de trigo y alfalfa. Para adolescentes de 15 o 16 años, todavía sin mucha experiencia en ir de un lugar a otro en camión, se nos hizo tan lejos y sobre todo muy difícil llegar a la Normal, porque entonces para ir del centro de la ciudad a la escuela, apenas había un camión que iba a Palaco (González Ortega) y en ocasiones pasaban horas sin que apareciera. Quienes vivíamos en las nuevas colonias del este de Mexicali (Cuauhtémoc, Prohogar, Alamitos), no teníamos tanto problema porque podíamos recorrer el trayecto caminando.

Aparte de la lejanía, otra desilusión fue el galerón, el gallinero le decíamos, que era la escuela entonces. Un edificio de tres pisos a medio construir y la escuela primaria anexa para prácticas; la escuela Salvador Jiménez Gómez. Era entonces director el profesor Enrique Goujón, pero fueron muchos otros profesores los que contribuyeron a la formación de esa y muchas otras generaciones de profesores.

Igual que los profesores recordamos a los mejores y peores alumnos, así los alumnos tenemos siempre en el recuerdo a los profesores más estrictos y con quienes aprendimos mucho y a los que menos les interesa enseñar. Entre los primeros merecen ser recordados por mi generación los profesores Fernando Robledo, José G. Valenzuela, Evarista Morones de Cano, Guillermo Cano Caballero, Domingo Márquez, Ingeniero José G. Valenzuela y Antonio Puente.

La profesora Morones era muy estricta, exigía estudio y disciplina. Su clase de Historia de la Educación a lo mejor no era la más importante para la mayoría, pero si en la que más nos preocupaba cumplir. De aspecto serio, la imagen de Morones y su modo de conducirse en la escuela, era la que los alumnos esperan de su profesora. La Historia de la Educación, que de alguna manera se relacionaba con la historia nacional fue fundamental para mí.

En lo personal, la materia impartida por la profesora Morones, junto con la Historia del Arte que nos impartía el profesor Fernando Robledo fueron muy significativas porque contribuyeron a mi inclinación por la carrera de Historia en la escuela de Pedagogía de la UABC y mi posterior afición por la historia nacional y regional. Lo cual agradezco a los dos profesores.

El profe Robledo, amigo de todos sus alumnos, daba la impresión de ser una persona muy culta. Más allá de su clase de Historia del Arte, su trato comedido y su comprensión a los alumnos, lo hacían un profesor diferente. La cultura del profe Robledo abarcaba todos las artes. Lidia Cruz recuerda cuando llevó y nos hizo escuchar varios discos de música clásica. Teníamos que escoger el vals para nuestra graduación y !Qué sabíamos nosotros de valses! sólo conocíamos los que bailamos en primaria y secundaria. Finalmente se eligió el Vals de las Flores, que la profesora de danza, Yolanda Díaz nos hizo ensayar para nuestra fiesta de graduación.

Cada uno de los mencionados y otros más, nos dieron la formación adecuada para que, ya como profesores desempeñáramos correctamente la función de enseñar. Igual que la profesora Morones, Robledo me impartió historia en la escuela de Pedagogía de la UABC, donde me formé como profesora de historia de nivel medio.

Otro profesor que mostraba grandes conocimientos era el Ingeniero Valenzuela. Por su trabajo conocía perfectamente el estado. Incluso, junto con la profesora Georgina Álvarez escribió un libro de Geografía de Baja California para tercero de primaria. Quizá con sus pláticas nació mi interés por conocer cada rincón de mi estado y mi país, sueño que en buena medida he realizado.

Recuerdo que en una ocasión, el ingeniero nos llevó una campana que encontraron en un barco del siglo XVIII descubierto en el ejido Guerrero. Muchos años después fui al ejido Guerrero a investigar sobre ese barco. Cuando egresé de Pedagogía e impartí historia en la preparatoria Mexicali, fuimos compañeros de trabajo y al platicar con el Ingeniero corroboré su amplia cultura.

En primer año de la Normal éramos un grupo de sesenta alumnos que después se dividió en A y B. La mayoría de las compañeras del A ya trabajaban, y como el profesor Márquez exigía, ellas iban muy bien presentadas porque de la Normal se trasladaban a sus escuelas. En cambio los del B, casi nadie trabajábamos, no teníamos compromisos y fuimos muy deportistas. Jugamos volybol y sobre todo softbol, nuestro equipo se llamaba Las Estrellas.

Cerca de la Normal, donde ahora es la colonia Independencia, había ranchos de chinos, donde sembraban variados productos, entre ellos cañas. Una ocasión que planeamos ir a esos ranchos, vivimos una aventura interesante. Las mujeres nos preparamos con lonche y a la orilla de un canal, bajo la sombra de un árbol, comimos. Apenas reanudamos la marcha, cuando vimos que los compañeros venían corriendo, todos corrimos a la escuela. Después nos platicaron que cuando cortaban cañas el chino los vio y disparó, quizás al aire, pero no se detuvieron a investigar. Nunca intentamos otra aventura de ese tipo.
En esa etapa, de los 16 a los 19 años, se afianzaron muchas amistades que aún ahora perduran. Elva Guadalupe Galván Ochoa, Lidia Cruz Córdova, son amigas con quienes durante más de 50 años he mantenido la amistad que se generó en la Normal. Con el resto de los compañeros he mantenido una cordial relación que se manifiesta en los encuentros casuales y las reuniones de generación.

Dos veces cada año, los miembros de la generación se reúnen. Recientemente, el primer viernes de noviembre se reunieron a cenar en La Selecta. En 2011 nuestra generación cumplirá 50 años de egresada y ya varias compañeras organizan el festejo para recordar el fin de nuestros estudios normalistas.

Muchos años han pasado desde aquel día de octubre de 1958, cuando por primera vez, las aulas del nuevo edificio de la Normal Fronteriza en el ex ejido Coahuila se llenaran de voces de los aspirantes a profesores. Muchos cambios han ocurrido, creció la escuela y ahora cuenta con muchos edificios, biblioteca, gimnasio, sala de usos múltiples, canchas, anexos, patios con cemento y no los lodazales que nosotros sufrimos.

El 20 de noviembre de 2010, la Escuela Normal Fronteriza cumplirá 63 años de su fundación. Un grupo de profesores, durante años pugnaron por dar a Mexicali una escuela formadora de profesores.Hubo varios intentos que duraban tres o cuatro años, y las normales se cerraban. El 20 de noviembre de 1947 el proyecto cristalizó y ese día, su director, doctor Francisco Dueñas Montes inició las actividades en la Secundaria 18. Después la Normal se cambió a la escuela Cuauhtémoc. Mi generación fue la última que ingresó a la Cuauhtémoc, donde sólo permanecimos un mes.

Desde entonces, la Escuela Normal Fronteriza ha entregado docenas de generaciones de profesores que han coadyuvado al desarrollo de Baja California y otras entidades. Nuestra generación, Lauro Aguirre, 1958_1961, integrada por 65 profesores que egresaron el 28 de junio de 1961 es un ejemplo de ello.


Generación 1958_1961. 28 de junio de 1991, treinta años después




Yolanda Sánchez Ogás

4 comentarios:

  1. ESTIMADA YOLANDA:
    SOY EGRESADA DEL 66, ME ENCANTO TU RELATO. GRACIAS!! MUCHAS GRACIAS!!

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  2. Gracias por su relato, me gusto mucho y acordarse de mi abuelita la Mtra Georgina Alvarez, de quien herede la vocación.

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  3. hola buenas tardes amigos necesito que me ayuden ando localizando o es mas quisiera sab er si el profr. higilio alvarez constantino aun da clases en la normal fronteriza .... mil gracias

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  4. Excelente relato. Mi mamá fue alumna de la Normal y mi abuelo dio clases ahí. Me dio gusto ver que lo recuerdan. Profesor Domingo Márquez Sánchez.

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