jueves, 2 de septiembre de 2010

Revolución en Mexicali 1911


Yolanda Sánchez Ogás

La revolución maderista de 1910 inició sus acciones militares de manera paralela con otra alternativa de lucha dirigida por el grupo magonista y la Junta Organizadora del Partido Liberal Mexicano. La fuerza adquirida por Francisco I Madero forzó a los magonistas a volcar sus acciones en Baja California, lugar considerado estratégico por su lejanía del centro del país y las escasas fuerzas militares que tenía.

Entonces las tierras del valle de Mexicali, pertenecían a la Colorado River Land Company y la Compañía para el Desarrollo del Colorado era dueña del agua. El ferrocarril Southern Pacífic también tenía fuertes intereses en Mexicali. La influencia de estas compañías fue fundamental para las acciones que los gobiernos de México y Estados Unidos tomaron contra los revolucionarios liberales.

En 1911, Mexicali tenía alrededor de 500 habitantes y con los indígenas cucapá y rancheros diseminados por el valle había una población de 3000 personas. Meses antes se había iniciado una campaña entre indígenas y rancheros para informar e invitarles a unirse al movimiento. Fue realizada por Fernando Palomares, Camilo Jiménez y Pedro Ramírez Caule, quienes recorrieron la región y localizaron ranchos y aguajes que sirvieran a los insurrectos.

Margarita Ortega, miembro del PLM desde 1910, también participó en Mexicali; fue propagandista, correo, enfermera, condujo armas y en algunos casos fue combatiente. Al triunfar la revolución maderista fue exiliada junto con su hija Rosaura y amenazada de fusilarla si regresaba a Baja California. Al llegar a Yuma, Arizona fue arrestada. Salió de la cárcel y regresó a Sonora, donde las fuerzas de Rodolfo Gallegos la detuvieron y regresaron a Mexicali donde los huertistas la arrestaron y torturaron. Margarita Ortega murió fusilada en Mexicali en 1913.

El 29 de enero de 1911, un pequeño destacamento de 19 hombres dirigidos por los mexicanos Simón Berthold Chacón y José María Leyva tomó Mexicali, casi sin disparar y con saldo de un muerto. La labor de proselitismo de Palomares, Caule, Ortega y Jiménez dio resultado y dos días después de la invasión, el grupo creció a 60 y a las dos semanas había ya 120 magonistas en Mexicali. La mayoría de la población mexicalense se refugió en Caléxico, California y allá permaneció hasta junio, al finalizar el conflicto.

Después del ataque a Mexicali, William Gray Otis, dueño de la Colorado River Land Company solicitó al gobierno de Estados Unidos su intervención para que enviara protección al latifundio. Especialmente les preocupaba que los revolucionarios hicieran daño a las obras de irrigación.

Al iniciar la invasión, como la vigilancia en la frontera era mínima, para los rebeldes fue relativamente fácil conseguir y pasar armas y alimentos de Caléxico a Mexicali, pero ante los acontecimientos del 29 de enero, a solicitud de Otis y del embajador de Estados Unidos en México, Henry Lane Wilson, el presidente William H. Taft envió 20 000 soldados a la frontera.

Estos soldados se apostaron entre San Isidro, California y Yuma, Arizona. Estados Unidos también aplicó la ley de Neutralidad, que bloqueaba a los ciudadanos de Estados Unidos su colaboración con armas, dinero y alimentos a movimientos armados en México. El 15 de febrero de 1911 llegó de Ensenada a Mexicali un destacamento de soldados dirigidos por el Jefe Político y Militar del Distrito Norte, Celso Vega.

En el rancho del estadunidense Louis Leroy Litlle se enfrentaron 260 federales a 150 liberales dirigidos por José María Leyva y Simón Berthold. Fueron derrotados los federales, Celso Vega fue herido y tuvo que regresar a Ensenada. Los rebeldes, dirigidos por William Stanley atacaron el poblado Los Algodones el 21 de febrero. En este enfrentamiento murió Cecilio Garza, que fue sepultado en Andrade, California y fueron heridos Manuel Amador y Tomás Beléndez.

La Colorado, para proteger sus intereses solicitó al gobierno del presidente Francisco León de la Barra permiso para crear un cuerpo de protección llamados “guardias blancas”. El gobierno lo autorizó pero ordenó que no usaran uniformes. Las guardias blancas permanecieron en Mexui hasta la salida de la Colorado y los campesinos que años después participaron en las luchas por recuperar las tierras los recordaban como individuos nefastos.

El Coronel Miguel Mayol, con 400 hombres del 8º Batallón de Infantería salió de Ensenada llegó a Mexicali y tuvo un enfrentamiento el 8 de abril con los liberales en el rancho Litlle, donde murió el jefe rebelde William Stanley. Después del 8 de abril, los magonistas se replegaron hacia la sierra de Juárez, El Álamo y poblaciones de la costa como San Vicente, donde hubo algunas acciones. En Mexicali quedó un pequeño destacamento bajo las órdenes de Rodolfo Gallegos.

Los dueños de la Colorado se entrevistaron con Madero en Texas y le solicitaron apoyo para acabar con los magonistas. Madero a su vez el 1 de junio ordenó al presidente interino Francisco León de la Barra el envío de tropas a Baja California. A Mexicali llegó el Mayor Esteban Cantú y ordenó a los rebeldes la entrega de armas. 93 hombres de Rodolfo Gallegos se rindieron a los soldados federales el 27 de junio de 1911.

El 14 de julio de 1914, Ricardo Flores Magón escribe acerca de la muerte de Margarita Ortega:

…Esta mujer extraordinaria era miembro del Partido Liberal Mexicano cuyos ideales comunistas-anarquistas propagaba por medio de la palabra y la acción. En 1911, Margarita fue el lazo de unión entre los elementos combatientes del Partido Liberal Mexicano en Baja California. Hábil jinete y experta en el manejo de armas de fuego, Margarita atravesaba las líneas enemigas y conducía armas, parque, dinamita, lo que se necesitaba, a los compañeros en el campo de la acción. Margarita Ortega tenía un gran corazón. Desde su caballo o detrás de un peñasco, podía tener a raya a los soldados del gobierno y poco después podíase verla cuidando a los heridos, alimentando a los convalecientes o prodigando palabras de consuelo a las viudas y a los huérfanos…




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